Éxito y Fracaso en Proyectos de IA

Éxito y Fracaso en Proyectos de IA

Para que exista el triunfo, hay que tener un sueño, necesidad, idea, entereza, tesón, organización para ponerle en marcha. Y estrellarse es un punto viable, que para quienes saben levantarse, es un paso elemental al triunfo. El éxito y fracaso en Proyectos de IA es lo mismo, una constante para poder lograr aportes óptimos a los múltiples y hasta muy complejos requerimientos de las personas.

Como se ha condensado en los artículos del afamado portal IA llamado Ser Inteligencia Artificial, este desarrollo tecnológico que aprende de sí y transforma esa retroalimentación en mayores virtudes, se ha acoplado a cada rama del saber y del hacer.

Pero sus desarrolladores e incluso en la construcción de sus respuestas (de texto, gráficas o de códigos por ejemplo), han manifestado que pueden fallar y que hace en extremo necesario la revisión, conocimiento y criterio de los usuarios.

Esta simbiosis humana y tecnológica es la base del éxito y fracaso en proyectos de IA y todos esperamos sea su constante. Ningún humano puede ser desplazado en el hacer y el saber por una inteligencia artificial, ya que se vería perjudicado en su evolución.

Y por otro lado, la IA llegaría a tener una comprensión quizás infinita, pero inútil al no tener quién la ponga en práctica, le dé una utilidad válida o ciertamente la disfrute. Ergo, humanidad e inteligencia artificial se mantienen y necesitan, constantemente activas para evolucionar.

 

Éxito y Fracaso en Proyectos de IA

Ambas puntas del ser y hacer, pueden depender de varios factores críticos, siendo éstos algunos puntos clave que influyen en ambos:

Éxito y Fracaso en Proyectos de IA

Éxito:

Datos de Calidad

Para llegar al mismo, todo el proceso ha de ser retroalimentado con datos limpios a los cuales acceder con facilidad y propiedad; que los mismos sean relevantes y bien etiquetados, ya que ello es fundamental para entrenar a todos los modelos de IA efectivos y que los mismos se repliquen para escalar nuevos objetivos.

 

Éxito y Fracaso en Proyectos de IA: Éxito en la experiencia técnica

El factor humano es indispensable e irremplazable, desde la vertiente técnica hasta el más común de los usuarios. Por ello, al menos en el caso técnico, se debe contar con un equipo con conocimientos profundos en algoritmos y técnicas de aprendizaje automático, además de las redes neuronales.

 

Objetivos claros

La segmentación está supeditada a las necesidades de los usuarios, en segmentos como texto, programación, administración, imágenes, estructuración 3D entre otras.

Por eso hay que definir metas claras y realistas para la implementación de la IA, ya que ello ayuda a guiar el desarrollo y la aplicación.

 

Éxito y Fracaso en Proyectos de IA: Infraestructura adecuada

Disponer de la infraestructura y los recursos computacionales necesarios para soportar los modelos de IA, es la parte grande del asunto. Que el uso de los productos que le utilizan sea novedoso, incluso más allá de lo que en principio se creía, le ayuda a tomar nuevas y mejores virtudes, útiles para el usuario como para la data y aprendizaje.

 

Fracaso

Falta de datos de calidad

La ausencia de datos suficientes o la presencia de sesgos en los datos pueden llevar a resultados imprecisos y mal fundamentados.

 

Éxito y Fracaso en Proyectos de IA: Complejidad Técnica Subestimada

No comprender la complejidad de la IA o tener expectativas poco realistas puede conducir a fracasos. La metodología debe tener objetividad, pero ser flexible y además, consultada y/o cotejada.

 

Gestión inadecuada

Una mala gestión de los datos y falta de habilidades de IA entre los empleados pueden ser problemáticas. La educación tecnológica, de micro a macro, además de constructivista, resulta positiva para que la inteligencia artificial brinde respuestas focalizadas mucho más prácticas y válidas.

 

Éxito y Fracaso en Proyectos de IA: Desajuste de expectativas

Promesas exageradas y una comprensión inadecuada de lo que la IA puede lograr también son causas comunes de fracaso. Para que haya resultados, el usuario debe documentarse y recordar que lo inviable o falta de ética, no es apropiado de consultar a la inteligencia artificial.

Qué es un motocultivador

Qué es un motocultivador y cuáles son sus tipos

El agro, considerando al mismo sea micro o macro (rural o urbano, queremos decir), amerita por igual tecnología que ayude a acelerar la producción y cubrir la demanda, además de beneficiar a la salud y dignidad de quien labra la tierra. Aquí entra directamente nuestra premisa sobre qué es un motocultivador y cuáles son sus tipos, ya que esta máquina – herramienta es una de tantos avances en el trabajo de plantaciones y tierra que ha funcionado positivamente para cumplir con las necesidades descritas.

 

Qué es un motocultivador

Esta máquina – herramienta agrícola se utiliza para trabajar la tierra y prepararla para la siembra. Gracias a su poderoso motor de gasolina o diésel (incluso, hay modelos eléctricos), sus poderosos ruedas, el sólido eje y unas afiladas y en extremo resistentes cuchillas o dientes que remueven el suelo.

Se maneja con dos manceras o brazos que permiten controlar la dirección y la velocidad; hay modelos de Motocultivador con asiento que permiten al usuario tener doble comodidad al conducirle y cumplir sus funciones y hay otras sin asiento, que, aunque no tan cómodas como el anterior, funcionan perfectamente para sus fines.

Queda claro que lo qué es un motocultivador en líneas generales para todos los usuarios, sí lo medimos por sus bondades, es una máquina diseñada para ahorrar tiempo, aumentar la productividad, mejorar la calidad del suelo que repercutirá positivamente en cualesquiera siembra, reducir el esfuerzo físico y adaptarse a diferentes tipos de terreno y/o cultivos.

Qué es un motocultivador 

Tipos de motocultivadores

Todo lo qué es un motocultivador se mide en su diferentes tipos en el mercado, los cuales se clasifican por el tipo de motor, de embrague, el tamaño, su peso, la potencia y profundidad en la que escarba al suelo y el ancho de trabajo (el espectro que cubre en su transitar).

Según el tipo de motor, se distinguen los motocultivadores de gasolina y diésel, aunque también existen modelos eléctricos.

Aquellos que funcionan a gasolina suelen ser más ligeros, económicos y fáciles de arrancar, aunque muy ruidosos y contaminantes. Los de diésel son más pesados, costosos y difíciles de arrancar, pero también más potentes, duraderos y eficientes.

Por el tipo de embrague, se pueden diferenciar los motocultivadores con embrague seco y los de embrague húmedo o bañado en aceite.

El qué es un motocultivador embrague seco es más económico a corto plazo, pero más propenso al desgaste y sobrecalentamiento.

Al de embrague húmedo se le considera más cómodo de usar y más resistente al uso de variedad de aperos. Dura más que el de embrague seco y por eso es más recomendable.

Según el tamaño, peso, potencia, la profundidad y el ancho de trabajo, se pueden categorizar los motocultivadores en livianos, medianos y pesados.

Los livianos son los más pequeños y ligeros, con motores de hasta 5 CV (caballos de vapor) y cuchillas que trabajan hasta 10cm de profundidad y 40cm de ancho.

Aquel qué es un motocultivador mediano, se le toma como de los más comunes y versátiles, con motores de entre 5 y 10CV y cuchillas que trabajan hasta 15cm de profundidad y 80cm de ancho.

Los pesados son los más grandes y potentes, con motores de más de 10CV y cuchillas que trabajan hasta 20cm de profundidad y 100cm de ancho.